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Hace siglos, tres grandes civilizaciones coexistían en la vasta isla de Lost Island: los Incas, maestros de los elementos y guardianes de una sabiduría ancestral; los Matis, conectados con la naturaleza y expertos en la caza y el sigilo; y los Khamer, ingenieros visionarios que construyeron majestuosas ciudades flotantes, maravillas tecnológicas de su era.

Durante generaciones, estas civilizaciones vivieron en equilibrio, respetando sus fronteras y tradiciones. Pero ese frágil orden se rompió cuando, desde las profundidades de la isla, emergió una fuerza oscura y ancestral: los Dracónicos, criaturas primordiales que habían permanecido dormidas durante milenios en las entrañas de la tierra. Con su despertar, una oleada de destrucción descendió sobre Lost Island. Las bestias aladas y sus seguidores, imbuidos de una magia oscura y antigua, arrasaron con las ciudades y devoraron la vida de la isla.

Los Dracónicos atacaron las grandes ciudades con una brutalidad aterradora. Sus llamas redujeron a cenizas los templos de los Incas, sus garras destruyeron las torres flotantes de los Khamer y sus sombras corrompieron los bosques sagrados de los Matis. La desesperación cundió en las tres civilizaciones, que vieron cómo siglos de historia y cultura eran devorados en cuestión de semanas.

Obligados a dejar atrás siglos de diferencias y rivalidades, los Incas, los Matis y los Khamer formaron una alianza desesperada para enfrentar esta amenaza común. Guerreros y chamanes, cazadores y magos, ingenieros y estrategas… todos unieron fuerzas para combatir a los Dracónicos en una guerra que duró años. La victoria llegó, pero el precio fue alto. Las tres ciudades quedaron en ruinas, sus calles vacías y sus líderes caídos. Los pocos sobrevivientes, marcados por la tragedia, se retiraron a las sombras mientras los Dracónicos regresaban a su letargo.

Con el paso de los siglos, las civilizaciones comenzaron a reconstruirse lentamente. Pero las heridas seguían abiertas y la confianza entre ellas se fue desmoronando. Fue entonces cuando los forasteros llegaron: aventureros, mercenarios y exploradores, atraídos por las leyendas sobre las antiguas riquezas y los secretos ocultos bajo las ruinas de Lost Island. Poco a poco, las tres civilizaciones volvieron a fortalecerse… y la codicia renació.

Los Incas, recuperando parte de su poder militar y su orgullo ancestral, comenzaron a expandir su influencia. Con una combinación de fuerza y estrategia, pronto se convirtieron en la civilización dominante, despertando el temor y la desconfianza de los Matis y los Khamer. La tensión aumentaba con cada conquista, y las antiguas rivalidades empezaron a resurgir.

La chispa final llegó cuando los Incas, cegados por su sed de poder, declararon la guerra a las otras dos civilizaciones con la intención de eliminarlas por completo. Las batallas fueron brutales y sangrientas. Los Matis, incapaces de resistir la ofensiva, vieron su ciudad destruida y no tuvieron más opción que buscar refugio bajo el amparo de los Khamer. La guerra parecía inevitable… hasta que una nueva amenaza emergió de las sombras.

Los Dracónicos, que nunca habían desaparecido del todo, comenzaron a despertar una vez más. Las tierras de Lost Island comenzaron a marchitarse; los ríos se secaron y las cosechas murieron. Las bestias aladas regresaron, más fuertes y despiadadas que antes, y su líder, el Jefe Dragón, emergió de las profundidades de la isla. En una sola noche, el Jefe Dragón arrasó la aldea de los Matis, dejando claro que ninguna civilización sobreviviría a su furia.

Conscientes de que solo uniéndose podrían hacer frente a esta nueva amenaza, los líderes de las tres civilizaciones dejaron atrás sus conflictos y volvieron a luchar juntos. La batalla final fue épica y devastadora. Guerreros de las tres culturas se enfrentaron al Jefe Dragón en una batalla que sacudió los cimientos de la isla. Pero incluso con su fuerza combinada, no fueron suficientes para derrotarlo.

Cuando todo parecía perdido, el Rey Matis, Kiani Matai, hizo el sacrificio definitivo: canalizó todo su poder y su vida en un antiguo artefacto sagrado, lanzando un hechizo que destruyó al Jefe Dragón en una explosión de luz. Con su último aliento, Kiani utilizó el poder del artefacto para transportar a todos los habitantes de Lost Island a un nuevo mundo: un lugar idílico y pacífico, libre de guerras y oscuridad.

Pero incluso en este nuevo paraíso, las heridas del pasado no han sanado.

¿Realmente terminó todo ahí? Los Incas y los Khamer han sobrevivido, pero la rivalidad y la desconfianza aún arden bajo la superficie. Las antiguas tensiones están al borde de resurgir, y bajo las sombras de este nuevo mundo… algo más antiguo y oscuro podría estar esperando su momento para despertar.

El destino de las civilizaciones está en tus manos. ¿Serás tú quien traiga la paz definitiva… o el caos eterno?

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